martes, 12 de octubre de 2010

Aerogenerador.

El 25 de agosto, después de meses de espera, partí a San Sebastián. No sentí nada hasta que cruce la puerta de embarque, entonces todas las emociones contenidas durante los meses de espera se desbordaron, emoción, nervios,alegría, tristeza, temor,ansiedad...¡se puede sentir tanto en un mismo momento!. No vería mis padres por 10 meses,no vería a mis amigos, no iría a mi universidad, no estaría en mis aulas, no tomaría los mismos autobuses, no estaría en mis calles por 10 meses, dejar mi rutina. E ir por lo incierto, vivir sola en un país desconocido, con personas desconocidas y empezar todo.

Lo mejor del viaje fue ver casi toda la costa de mi país, de Nicaragua y las montañas de Costa Rica. Lo mas especial fue llegar a Costa Rica, lo pienso y me dan ganas de llorar, tantos años después, ver sus ríos, sus casitas, sus árboles, el cielo nublado, las ganas de llover, y pensé en todos los momentos de esa breve niñez que viví ahí. Aunque no pude salir del aeropuerto, amé ver ese cielo gris al menos una vez más.

El avión de San José a Madrid fue una contradicción, cómodo las primeras 4 horas, la comida estuvo bien, la compañera de vuelo también, pero cuando intente dormir un poco llego la desesperación, y eso que tengo la facilidad de acomodarme en lugares pequeños.

Lo peor fue esperar cinco horas en Barajas y lo difícil de conectarme a Internet, ni en El Salvador es tan difícil acceder al Wi-Fi. Luego un avión pequeño y volar hasta San Sebastián, dormí la mayor parte del trayecto.

Pero vi cientos de aerogeneradores en las cimas de las montañas y llore, porque se que un día podre ver los tuyos, o una serpiente marina, o miles de celdas solares en nuestro techo. O al menos eso pudo haber sido, estemos o no estemos juntos se que un día vas a hacerlo, por eso te quiero.


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